5 de abril de 2015

Vigilia Pascual

Misa preparatoria Salida Procesional


El Sábado Santo, a partir de las 22:00 horas, hemos celebrado la Vigilia Pascual y Misa preparatoria de la Salida Procesional del Domingo de Resurrección, en nuestra parroquia de San José Artesano.







Nuestro Director Espiritual y Párroco ofreció la siguiente homilía:

1. En el corazón de la noche, la luz del Resucitado

En medio de la noche humana arde la luz divina, en las tinieblas de nuestro mundo el fuego del amor de Dios arde sin consumirse, Dios no se cansa de amarnos y esta noche nuevamente quiere iluminarnos con la luz de su Hijo amado, que ha sido resucitado y viene con todo el poder y toda la fuerza para encender los corazones de su amor, para llenar nuestra noche de su luz.

El cirio Pascual, que representa a Cristo Resucitado, ha entrado en nuestra comunidad para iluminar toda oscuridad de nuestro corazón, para disipar las sombras de la muerte y llenarnos de su vida. Cada comunidad esta noche se convierte en Cenáculo con las puertas abiertas, lugar por donde corre la gracia divina, la paz y la vida.

En esta noche santa la oscuridad da paso a la luz, la noche a un día radiante, la muerte a la Vida y todo porque Dios siempre actúa, no nos abandona, lo imposible se hace posible.

Esta noche es noche para recuperar la imagen perdida por el pecado, porque Cristo ha vencido y nos ha infundido su Espíritu. El hombre viejo queda atrás, ahora somos hombres nuevos.

2. En la angustia del silencio, la Palabra

Si el pecado había convertido la historia humana en un desierto lleno de temores y desconfianzas, la Palabra de Dios que empieza como Palabra creadora es ahora Palabra salvadora, desde el momento que la Palabra se encarna. Al igual que la Luz del mundo nació en la marginación de la oscuridad de Belén, ahora con la Luz del mundo, que es Cristo, llega todo su esplendor y la oscuridad del sepulcro se llena de luz porque Cristo ha resucitado, ha vencido al pecado y a la muerte.
Y la Palabra divina esperaba la respuesta de la palabra humana. Abrahán al dar su «sí» a las promesas Dios se hace el primer creyente; Moisés, libera de la esclavitud de Egipto al pueblo de los creyentes; y los mismos profetas son portadores de la Palabra divina con su palabra humana. Pero la gran Palabra es el Hijo encarnado y Resucitado. En esta noche de Pascua, la palabra del Padre rompe el silencio de la muerte de Jesús para darle vida. Se abren las puertas del Paraíso para todos los que aman al Señor, la vida se hace eterna, el amor eterno.

3. Del sepulcro cerrado al anuncio del Evangelio

«No está aquí, ha resucitado», anuncia un joven vestido de blanco a aquellas mujeres que entristecidas iban a «embalsamar a Jesús». La tristeza es convertida en alegría, brota la gran esperanza, Cristo ha resucitado y con él todo es renovado, todo es recreado, brota la nueva creación, la nueva humanidad, movida por el Espíritu.
De embalsamadoras se convierten en anunciadoras de la buena noticia: «id a decid a los discípulos y a Pedro: “Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo”». ¡Jesús ha resucitado! ¡Jesús vive! Esta es la buena noticia que nos llena de vida y de paz. Ya no hay muerte, ya no morimos, resucitamos con Cristo. La Pascua no es para quedarse quieto en el sepulcro, sino una fuerza impetuosa que empuja hacia Galilea.
Ha despuntado el alba del primer día, el de la nueva creación. En el corazón del Evangelio está la gran noticia de la Resurrección. Durante cincuenta días vamos a celebrar la Alegría de nuestras alegrías y la Esperanza de nuestras esperanzas. Fueron los día que Jesús fue a animar la fe de los apóstoles y de los discípulos, los acompañaba, los animaba, los apoyaba, se les manifestaba como el Salvador, el Resucitado y el Resucitador.
Hoy también nosotros reconocemos que el Resucitado nos acompaña, se hace presente para que sigamos su camino, amemos el Evangelio y vivamos con fidelidad y alegría su mandamiento del amor. Cristo nos hace libres para amar y servir.

4. En el desierto de la vida, el bautismo

El agua del bautismo nos ha dado entrada en esta historia de salvación: «Y sacaréis agua con gozo de las fuentes de la salvación». San Pablo nos dice: «Consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús». La Vigilia Pascual es bautismal. Esta noche renovemos nuestra condición de nuevas criaturas revestidas de Cristo, la nueva humanidad con un nuevo corazón lleno del Espíritu de Dios.
San Pablo ve que el bautismo incorpora a los creyentes en Cristo y los une al Señor. El bautismo conecta la vida del cristiano con la de Jesus, por esto también nos conecta con la muerte de Jesús. La muerte del discípulo del Señor no es muerte física, sino que es la muerte de «nuestra vieja condición», una muerte al pecado. Así como la muerte no puede tener poder sobre Cristo, el pecado tampoco tiene poder sobre el cristiano.
El bautismo es una inauguración a una vida nueva o renovada. Los cristianos vivimos para Dios en Cristo Jesus.

5. El Espíritu derrama en nuestros corazones y en nuestra comunidad la caridad

La Eucaristía de esta noche es la más importante de todas las que celebramos a lo largo del año. Todas las Eucaristías tienen destellos de la luz de esta noche. Que la fuerza de la Pascua nos dé este espíritu de caridad que pedimos en la última oración de hoy, y que vivamos siempre unidos en el amor de Dios los que hemos participado en un mismo sacramento pascual.
La Resurrección es el gesto del amor más grande del Padre, de la misericordia más infinita. Tenemos un Padre que nos ama, que quiere resucitarnos, llenarnos de vida y de luz. Que nuestra Madre de la Victoria nos tome de la mano para que también el amor sea lo más grande de nuestra vida, y la muerte solo la puerta para alcanzar el Paraíso de Dios, la gloria de la inmortalidad y la vida eterna.




(fotos: Manuel Esparragosa Díaz)

A su terminación, el Grupo Joven de la Hermandad, obsequió a los asistentes con una estampa de nuestro titular Jesús Resucitado, como recuerdo del acto cultual celebrado.



Resurrexit Alleluia